sábado, 2 de noviembre de 2013

Río...


Después de una vida encerrada. Soportando la pesada carga, de contener siempre mis palabras. Sellando por voluntad mis labios, hasta llegar a perder el habla. Después de un silencio lleno de ruidos vacíos. Las palabras que salieron del alma y cruzaron por fin las puertas de mis labios, desataron el río de vida que albergaba en mi. Que pacientemente esperaba mostrar y expandir sus aguas. Devolviendo el brillo de todo aquello que tocaba.
Las puertas de mi alma se abren por fin y las palabras fluyen por ella como un río que crea su cause. Sin importar lo que el mundo pueda decir de él. Pues es su derecho de vida. Su naturaleza de ser. Su deber de hacer aquello por lo que fue creado. Mientras el río avanza completamente decidido a culminar su objetivo. Las consecuencias inmediatas de su paso se alzaron ante él. Iba destruyendo vías ya creadas, casas realizadas. No hubo consecuencias nefastas. En cambio, mas que destrucción, fue esparciendo vida. Devolviendo el brillo. Iluminando almas. Curando cegueras absurdas. Y valen mas, herir por ser tú, que no hacerlo por estar usando un disfraz... 


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