martes, 11 de febrero de 2014

Construir...


Te veía y me sentía volar. Tus labios me transportaban hasta mas allá de esas nubes entradas del paraíso, mas allá que todas las estrellas entrada a un nuevo universo. Tu calor mantenía viva mi alma en el invierno mas frío. Tu presencia mi compañía en el desierto mas inmenso. Tu voz, liberación de la soledad mas amarga. Tus palabras mantenía cuerda mi cerebro mientras tus manos desataban la locura que celosamente guardaba. 


Soltaste mis ataduras, esas con las que mantenía prisionera mi voluntad. Desataste la esencia que como tesoro escondía. Me enseñaste a ser yo, mientras en tus brazos era todo y nada. Conocí el mundo que mantenía oculto y te quise antes de siquiera saber que lo hacia. 

Te volviste esperanza. Como arco-iris después de la tormenta. Como calma después del tornado. Comencé a ordenar los destrozos. Amor que impulsa el renacer. Construí castillos incluso mas hermosos. Te comencé a querer para siempre junto a mi, y de repente ya no estabas ahí. Abriste mis ojos al mundo y te perdiste el paisaje. Inspiraste lo mejor de mi, para luego huir y dejarme aquí, con un vacío y esta necesidad de ti. 

Te creí y el eco de tus palabras se perdió en el vacío de mi mundo. Te busque en los escombros de mis errores, y no estabas. Te busque en la belleza de mi renacer, y no estabas. Te busque en la inmensidad del universo y te vi abriendo la puerta de un nuevo mundo de colores claros. Grite tu nombre y mi voz perdió fuerza antes de llegar a ti. No volteaste a verme y te vi seguir adelante sin siquiera acordarte de mi. Vi tu sonrisa alegre y el brillo de tu mirada. 

Murieron las hermosas palomas blancas que hasta ahora siempre me acompañaban. Los débiles rayos del sol que comenzaban a entrar por mi ventana se apagaron para ser sustituidos por gruesas gotas de lluvia de un oscuro cielo gris, que esta ahogando las flores que plantamos una mañana. 

Mi mundo volvió a invadirse de gris hasta que descubrí que mi renacer se mantenía allí, en pie, intacto sin importar truenos y relámpagos. El mal tiempo no destruyo mis nuevos castillos y sonreí por primera vez en días. La lluvia se detuvo y comencé a construir de nuevo, ahora con mas conocimiento y mas fuerzas. 

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