Carta de desolación

Subo la peña tirando de una cuerda, y en la cuerda están nuestros sentimientos.

 

Algunas cosas cambian y evolucionan, solo que contigo yo no parezco llevarle el ritmo a la evolución, me quedo estancado en ti, mientras veo que tú sigues y avanzas , lo cual es lo correcto.  El destino nos diseñó dos escaleras distintas, mientras tú subes por la tuya sin mirar hacia atrás, yo me dedico a observarte y se que te diré que si a todo, aunque luego me arrepienta y vuelvas a tus andanzas sin mi, aunque todo salga mal me dije a mi mismo que no podía arrepentirme toda mi vida.



Aun así que estúpido es pensar que dejo las puertas abiertas, y las luces prendidas, invocando tú regreso cada día. Te sueño tan seguido, tan constante, tan real que parece ser que en un mundo paralelo tu y yo si estamos juntos.

No hay donde poner mis pies y asentarme con firmeza, la sensación de desilusión recorre todo mi ser y es que es imposible no sentirme estafado, la mentira toca a mi puerta y ya estoy cansado de abrirle, cansado de que esa lanza atraviese mi corazón, lanza de mentiras, lanza fugaz atravesándome. Al final de cuentas no deja de ser una plenamente anticipada, pero mal recibida.

Que rutina tan desoladora se presenta con la repetición constante de mis caídas y recaídas, que lucha tan interminable en la que perder parece no doler tanto después de avecinar la derrota tarde o temprano, y es extraño sentirse esperanzado en un nuevo comienzo, y es extraño tener fe en que todo estará bien aun después de caer, el fin no es fin sino hasta la misma muerte, el fin no es fin sino mi nuevo comienzo, el fin no es fin sino mi renacer.

El limbo es una mejor opción que mi muerte después de todo.
 

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